25/04/2024

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El arte y el artista

Maricarmen Delfín Delgado

La Arquitectura es el arte de proyectar y construir, en nuestros días no es tarea fácil, requiere de interés por el diseño, de habilidad artística, de ser creativo y tener infinita imaginación para planear obras funcionales, adaptadas al entorno y estéticas en todos los aspectos. Un buen arquitecto debe cubrir todas estas capacidades, pero, sobre todo, poseerlas como cualidades para desempeñarse como tal.

La empatía, el buen gusto, la sensibilidad, la obsesión por el detalle, ser autocrítico, tener vocación y amar lo que hace son los ejes donde gira el trabajo de un sobresaliente constructor, de un excelente arquitecto, de un artista y creador.

Los veracruzanos tenemos el honor de contar con un personaje que reúne todos los requisitos citados y no sólo profesionalmente, su sencillez, amabilidad y simpatía le caracterizan en todos los ámbitos donde no duda de brindar su apoyo y amistad a los que le rodean, así es el arquitecto José Miguel Torres Cházaro.

Nacido en Xalapa, en el tradicional Barrio de San José, con raíces en Tlacotalpan por línea materna y en Rinconada por la paterna, de dos familias de renombre y tradición. Sus primeros meses de vida transcurrieron en Orizaba por causa del trabajo de su padre que era Juez de 1ª Instancia en aquella ciudad; regresa a Xalapa ya en edad escolar para cursar desde el preescolar hasta la secundaria.

Gratos son los recuerdos de las vivencias y fraternas amistades en estos años, entre ellos cuando en la adolescencia su papá le compró un caballo con el que recorría toda la ciudad pasando la calle de Enríquez, Rébsamen y llegar a Banderilla o Pacho. Formó parte de un equipo de natación con otros adolescentes como Antonio Chedraui, Helio Flores y Justo Fernández. Contemporáneo de los famosos hermanos Carreón, con los que solía patinar por el rumbo del Monumento a la Madre en la avenida Ávila Camacho. Siempre manifestando su personalidad libre e independiente para experimentar y acumular todas estas experiencias que definirían su vocación sin saberlo.
A los 15 años se traslada a la Ciudad de México para cursar la escuela preparatoria, cursa el primer año para el Magisterio y termina el segundo en el Colegio Cristóbal Colón, donde conoce y es compañero del actor Enrique Álvarez Félix; aquí recorre la ciudad ahora en motocicleta, inquieto y aventurero como siempre lo fue.

En la etapa universitaria ingresa a la UNAM cuando apenas inicia la Ciudad Universitaria, donde en lugar de participar en disturbios estudiantiles, se dedica a practicar natación, deporte en el que era un experto y pronto se convirtió en el auxiliar del instructor, aquí convive al clavadista olímpico Joaquín Capilla. Su pasión era nadar, lo hacía bastante bien tanto que lo llamaron con “extra” para actuar junto a Ana Bertha Lepe.

Su talento e inteligencia le ayudaron a sobresalir ya que no se esforzaba por obtener las mejores calificaciones en sus materias, en una ocasión el maestro de diseño pidió para el examen final un proyecto a lápiz para ser revisado, aprobado y terminado en ya en tinta, él no lo tenía y presentó un borrador que le habían solicitado para una publicidad, tan perfecto y profesional estaba diseñado que lo aprobaron con calificación de excelencia.

Con un desempeño profesional impresionante, con más de 100 obras y más 80 proyectos, en los que reconoce a los compañeros que han colaborado con él, siempre mencionándolos y haciendo un reconocimiento a todos ellos. Con sus hijos, también arquitectos, José Alberto y Arturo, en 2003 obtuvieron el segundo lugar en el Concurso Internacional para la construcción del Auditorio Metropolitano TELMEX en Guadalajara, Jalisco.

En el año 2000 recibió la Placa de Honor por Práctica Profesional en el XXIII Congreso Nacional de la Federación de Arquitectos representante de los Colegios de México; en 2005, en el aniversario de la Fundación Société Academique “Arts -Ciencies-Letttres” auspiciada por la Academia Francesa y el entonces presidente Jakes Chirac, recibió la Medalla de Vermeill como reconocimiento a su destacada trayectoria profesional. En 2017, recibió la presea “Arquitecto José Damián Ortiz de Castro”, otorgada por la Asociación de Arquitectos de Coatepec.

Ha desempeñado diversos cargos públicos, ha colaborado en múltiples trabajos de construcción y proyectos, ya que la lista es larga sólo mencionaremos algunos; en Xalapa :diseño y construcción del Jardín de niños “José María Morelos y Pavón”, el edificio del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz (ORFIS), el túnel bajo el Parque Juárez, el rescate de los Lagos del Dique, el puente de la calle Francisco Landero y Coss sobre la calle Poeta Jesús Díaz, la integración de la Plaza Lerdo a la escalinata de la Catedral, la remodelación de la Quinta de las Rosas.

Obras imponentes y maravillosas son creaciones de su inigualable talento como la Torre Hákim, la Unidad de Servicios Bibliográficos y de Información de la UV (USBI) Xalapa y la Sede del Colegio de Arquitectos en el Estado de Veracruz-Xalapa A.C., por citar algunas.

En Orizaba, la restauración del Teatro Ignacio de la Llave. En Coatepec, la construcción del Jardín de niños “Carlos A. Carrillo con la colaboración voluntaria del escultor Kiyoshi Takahashi, ya que este artista lo admiraba. Además de más de gran número de residencias y obras particulares en la capital del estado.

El 1 de octubre, el Colegio de Arquitectos de Arquitectos de Xalapa Veracruz A.C. le otorgó un merecido reconocimiento a su valiosa aportación en la arquitectura de nuestra ciudad, en un emotivo acto al lado de destacados en el ramo, en el marco del festejo por el Día Nacional del Arquitecto “Espíritu del hábitat humano.”

Es espacio es corto para hablar de la vida y obra de este multipremiado personaje, ejemplar hombre de familia, virtuoso profesionista, de reconocida nobleza y humanismo, caracterizado por su sencillez y entrega como amigo. Enhorabuena querido arquitecto.

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