Martín Baltazar Balfer patrocina fiestas clandestinas para levantar el rating de su campaña

• Con patadas de ahogado llena de alcohol las fiestas para que la chaviza vote por él

Lerdo de Tejada, Ver. – Desesperado por levantar su incipiente campaña a pocos días de concluir la contienda electoral, al candidato Martin Baltazar Balfer se le ocurrió la brillante idea como estrategia política, de patrocinar fiestas clandestinas en un bar de mala muerte llamado Cantaritos.

En sus discursos de campaña se presenta como un hombre con honestidad y ética, con ideas fuera de la política; y si se le cree cuando dice que tiene ideas fuera de la política, porque, solo a Martin Baltazar Balfer, se le ocurriría utilizar el dinero de campaña para organizar fiestas clandestinas para los jóvenes, poniendo en peligro sus vidas y enviciándolos.

Hay testigos, que por temor a represalias guardan su nombre en el anonimato, pero afirman, que el chonchito candidato, no solo mete lana para organizarle la fiesta a la chaviza, sino que además las atiborra de alcohol para que los chamacos salgan bien despachados; y no conforme con eso también participa en ellas, donde con chelita en mano se la pasa chupe que chupe.

Pero todo este bisness, como se dice por ahí, no podría ser posible sin el apoyo de los hermanitos Emily Damaris Guzmán Palacios y Diegmar Alexis Guzmán Palacios, quienes se encargan de convocar las pachangas y de comprar los tepaches, con la intención de que al llegar el 6 de junio el voto de los chamacos.

Esto a raíz de que durante la contienda electoral para la presidencia municipal su presencia y la de la ridícula alianza Va por Veracruz no se ha notado ni por accidente y ha sido aplastada por la competencia que representa el candidato de la cuarta transformación.

Esa es la “estrategia” que ocupa este el Candidato del PRI,PAN, PRD, que, con esas pataditas de ahogado, pero en alcohol, busca atraer la atención y el voto de los jóvenes, pues por si solo el candidato de tan pobre campaña, a punto de finalizar el merequetengue político no levanta, pero ni el polvo de las calles de Lerdo.

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