
Maria del Carmen Delfín Delgado
Vigilante eterna de los misterios nocturnos, azul, de sangre, del lobo, de la cosecha, del amor; las leyendas dicen que en tu ombligo habita un conejo, que podemos comerte pues eres de miel o tal vez de queso.
Mujer, de miel, de polvo cósmico, de la roca que forma este astro, tu fortaleza te mantiene firme, sin claudicar, tu dulzura y halo azul atraen como el de Selene, tu caminar por la vida te ha llevado a recorrer mil órbitas volviendo a tu punto inicial, al origen de tu creación, a tu íntimo universo.
Ciclos que coinciden, luna y mujer, mujer y luna, veintiocho días para renovarse; luna llena y luminosa te apropias de la noche y cobijas con tu halo, y yo, plena como tu imagen me fundo en el infinito cuando penetras en mis ojos bañando mi esencia.
Cansada, menguas tu figura, quizás me contagia esa imagen y calmo mis ímpetus, siento imperdonable el reposo, al igual que tú, me oculto para surgir renovada al inicio de otro ciclo.
Maricarmen Delfín Delgado
Primavera de 2019
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